FOBICA

Entendiendo mi pasado para tener un futuro! _____________________________________________

Mis padres

"Padres” para mí siempre implicó uno solo de los dos personajes, mi mamá. Fui criada en el mundo de la negación, donde lo que no se dice no pasa, y lo que pasó entre mi mamá y mi papá para mí siempre fue un no sé.

Cuando era chiquita en la escuela nadie me preguntaba por mi papá porque ya todos sabían que yo no tenía papá, el problema venía cuando yo empezaba alguna nueva actividad.


Cuando yo tendría unos 9 años, una chica en gimnasia me preguntó el nombre de mi papá. Primero traté de evitar la preugnta, pero la chica insistía entonces para sacármela de encima le respondí que mi papá se llamaba Jorge. No conforme con eso la piba siguió preguntando, quería saber la profesión, y yo en ese momento no estaba muy canchera con eso de hablar en espejo y responder con preguntas, arte que ahora he llegado a dominar, entonces para salir del paso seguí con mi mentira y dije, abogado.


A partir de ese día me dí cuenta que fácil era eso de tener un padre. Las ventajas de mi mentirita eran que yo podía tener el papá que yo quería y evitaba tener que explicar la parte que mi mamá quedó embarazada y todo eso. Si bien con el correr de los años respeté el nombre, siempre le cambiaba el oficio por el que me gustaba en ese momento, y así es que llegué a tener un papá arquitecto, un ingeniero, un contador, y uno que trabaja en una oficina en buenos aires.

Cuando era más grande aprendí a evitar el tema, y llegado el caso de tener que contarlo ya no me inventaba un padre ficticio sino que convencida de mi madurez al respecto explicaba lo que sabía. La pregunta que todos me hicieron y me hacen es si lo extraño. No, la realidad es que uno no extraña algo que nunca tuvo, no se extraña algo que no conoce, sería como extrañar al bisabuelo de tu mamá, ese que está en el portarretrato del living al lado de un barco que lo trajo de España.

Toda mi vida fui feliz sabiendo que mi mamá quedó embarazada y él tipo no quiso saber nada. Jamás supe ni el nombre, ni los motivos, ni siquiera supe como hizo mi mamá para sobrevivir esa tristeza. El día que Marcelo me dejó diciéndome “No se que me pasa” me di cuenta que era hora de empezar a preguntar...